Madrid, 14 de junio de 2023 – World Vision advierte que los niveles de hambre y violencia para los niños y niñas refugiados y desplazados internos olvidados en el mundo siguen aumentando, mientras que la financiación no es suficiente.
En vísperas del Día Mundial del Refugiado, la encuesta anual de la ONG centrada en la infancia sobre familias refugiadas y desplazadas internas revela un gran aumento del hambre y la violencia contra los niños y niñas, incluso en comparación con los datos de 2021, en el punto álgido de la pandemia de COVID-19. El número de familias que piden prestado a otros para poder cubrir las necesidades básicas se ha duplicado con respecto a 2022, y el 82% de las familias están reduciendo la calidad y cantidad de sus comidas para hacer frente a unos ingresos más bajos.
«Las necesidades de los niños y niñas en lugares como Siria, Níger, RDC y Afganistán son ahora mayores de lo que han sido en años, pero no hay fondos suficientes para responder y estos niños están siendo olvidados. En la actualidad, millones de niños y niñas luchan por sobrevivir en campos de refugiados. Demasiados se ven obligados a casarse para sobrevivir. Demasiados se ven obligados a trabajar para sobrevivir. Pasan hambre. No van a la escuela. No tienen infancia. Y el mundo se olvida de ellos», afirma Amanda Rives, directora de Gestión de Desastres de World Vision.
El informe Invisibles y olvidados: Los niños desplazados pasan más hambre y corren más riesgos que nunca, revela que los padres están muy preocupados porque sus hijos corren un mayor riesgo de sufrir violencia. El hambre y la desesperación les están obligando a sacar a sus hijos de la escuela y enviarlos a trabajar, o a venderlos para ser casados. En total, casi un tercio de los hogares tiene un hijo sin escolarizar y sólo el 11% de los hogares puede hacer frente por completo a los gastos de educación, frente al 31% de 2022.
«Llevamos tres años seguidos encuestando a desplazados forzosos, y más familias que nunca (el 41% -frente al 30% de 2022-) nos dicen ahora que sus hijos corren un mayor riesgo de sufrir violencia», explica Rives. «Los niños y niñas que viven en campamentos de desplazados tienen dos veces más probabilidades de verse obligados a trabajar, en comparación con los que viven en otros lugares. Nos preocupan enormemente las tasas especialmente elevadas de matrimonio infantil en Afganistán y Níger. Allí, muchas familias no tienen acceso a ingresos ni a alimentos. Se tienen que enfrentar a un dilema inimaginable: o dejas que tus hijos se mueran de hambre o vendes a uno de ellos al matrimonio para que pueda comer, y la dote te permitirá alimentar al resto de tu familia. Es una decisión que ningún padre debería tener que tomar, pero a la que se enfrentan demasiados. Es una barbaridad que esto ocurra en 2023».
La mayoría de las familias encuestadas por World Vision afirmaron que sueñan con mantener a sus familias y reconstruir sus países. Sin embargo, con tantos niños y niñas desnutridos sin escolarizar y sin fondos para cubrir las crecientes necesidades, el futuro de muchos es sombrío en estos momentos, aunque algún día puedan regresar a casa.
«En el mundo hay dinero y recursos suficientes. Los niveles de hambre, junto con las cifras de trabajo infantil y matrimonio infantil, no deberían estar aumentando. El número de personas refugiadas y de familias desplazadas en el mundo de hoy puede ser abrumador, pero es importante recordar que las personas refugiadas son agentes de su propio futuro. Si reciben la ayuda que necesitan ahora, pueden sobrevivir, reconstruir sus comunidades y prosperar. Debemos responder. Las personas refugiadas y las familias desplazadas internamente necesitan financiación prioritaria ya. Merecen tener los medios para mantener a sus familias. Sus hijos se merecen una infancia. Se merecen dignidad. Se merecen que se les recuerde», concluye Rives.
Sobre el informe Invisibles y olvidados: Los niños desplazados pasan más hambre y corren más riesgos que nunca
Informe disponible en:
https://www.worldvision.es/acerca-de/publicaciones/invisible-and-forgotten/
La encuesta se realizó entre marzo y abril de 2023 en 18 países: Afganistán, Brasil, Burkina Faso, Colombia, Ecuador, El Salvador, Etiopía, Guatemala, Honduras, Jordania, Malí, Nicaragua, Níger, Perú, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Uganda y Venezuela. La encuesta utilizó una combinación de metodologías de muestreo (aleatorio, intencionado y de conveniencia) que abarcó 847 hogares de los 18 países, con una media de 6 personas por hogar. La metodología completa figura en los anexos del informe.
Datos de relevantes del estudio:
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Un número significativo de familias de Afganistán y Níger -el 12% y el 7% respectivamente- declararon recurrir al matrimonio infantil como mecanismo para hacer frente a la disminución de los ingresos.
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Afganistán también presentaba tasas mucho más elevadas de trabajo infantil (47% frente al 19% general) y de niños que no iban a la escuela (46% frente al 25% general) en comparación con los demás países de nuestra muestra.
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Los niños y niñas que viven en campos de desplazados tenían 2,2 veces más probabilidades de trabajar que los que vivían en otros lugares.
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En general, casi un tercio (30%) de los hogares tiene un niño sin escolarizar.
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Sólo el 11% de los hogares puede hacer frente por completo a los gastos de educación, frente al 31% en 2022 (descenso del 19%).
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A un número creciente de familias (41%) les preocupa que sus hijos corran riesgo de sufrir violencia (frente al 30% en 2022).
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El 25 % de las familias está respondiendo al aumento de las presiones financieras manteniendo a sus hijos en casa sin escolarizar y el 19 % ha enviado a sus hijos a trabajar.
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La tasa de familias que no pueden educar a sus hijos es mayor en Etiopía (53%), Burkina Faso (52%) y Afganistán (43%).
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En 2023, el número de encuestados que declararon haber pedido prestado a otras personas para poder cubrir sus necesidades básicas se duplicó hasta el 69% (frente al 34% en 2022).
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El 85% de las familias desplazadas por la fuerza no pueden permitirse suficientes alimentos para cubrir sus necesidades nutricionales diarias.
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El 82% de las familias se han visto obligadas a reducir la cantidad y la calidad de sus comidas para hacer frente a unos ingresos más bajos.
Nota para los editores:
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