Ahora las cosas son diferentes

¿Y si fueras la razón por la que una niña pudiera convertirse en una policía exitosa y segura de sí misma en lugar de una novia infantil?

Chrissy está en el segundo curso de la escuela y todos los años su familia prepara una celebración cuando caen las primeras gotas de lluvia tras la larga y dura estación seca de Malawi. Ell sabe que eso significa que habrá comida, al menos durante los próximos meses.

Chrissy es la más joven de cinco hermanos y su familia depende de lo que cultivan para alimentarse: el maíz para sus comidas y la soja que venden para comprar todo lo demás.

Los últimos meses de la estación seca son siempre los más difíciles. Deben apañarse con las últimas reservas de alimentos, y a menudo no hay suficiente para una comida completa, hasta que vuelva a llover.

Nyanda, el padre de Chrissy, se apresura a buscar, junto a otros vecinos del pueblo, cualquier tipo de trabajo para obtener unos ingresos extra. No existe otra cosa más que hacer que esperar.

«No es fácil cuidar de mi mujer y mis hijos, pero damos gracias a Dios por sobrevivir», dice el padre de Chrissy.

Cuando llueve y los cultivos crecen, las cosas son diferentes. La madre de Chrissy, Khumbize, vende buñuelos y utiliza el dinero obtenido para comprar comida extra y material escolar para Chrissy y sus cuatro hermanos, que están todos en la escuela primaria.

Chrissy de pie con sus padres

«Como padre, mi deseo es que todos mis hijos vayan bien en la escuela y vayan a la universidad», dice Nyanda. «E incluso que continúen desde allí, si quieren».

Chrissy tiene una hermana mayor que se casó pronto y abandonó la escuela. Muchas niñas lo hacen, sobre todo cuando la estación seca hace que los alimentos escaseen y el dinero para pagar las tasas escolares sea aún más escaso. Pero Chrissy tiene un objetivo diferente para su futuro.

 

¿Su inspiración? 

Un día, cuando estaba en la escuela, vi a una agente de policía con uniforme», dice Chrissy con una sonrisa. «La forma en que le quedaba el uniforme me inspiró a querer convertirme en una también».

Khumbize está haciendo todo lo posible para ayudar a Chrissy a seguir trabajando para conseguir sus objetivos, y también lo hace el padrino de Chrissy.

Chrissy de camino a la escuela

«El curso pasado rindió muy bien en clase, pero creo que puede hacerlo aún mejor», dice Khumbize. «Cuando vuelve de clase, la ayudo para que pueda estudiar y hacer los deberes».

Al ayudar a comunidades como la de Chrissy a afrontar sus mayores retos -la inseguridad alimentaria, una mala atención sanitaria, la baja nutrición o falta de recursos para la educación y entre otros-, el programa de apadrinamiento de World Vision está haciendo posibles los sueños de los niños.

«World Vision ha cambiado a este pueblo», dice Khumbize. «Ahora tenemos pozos de agua, no tenemos que caminar largas distancias para buscar agua. Tenemos un hospital en el que hay medicinas. Tenemos un centro comunitario al que pueden ir los niños y niñas».

Chrissy con su uniforme escolar y sentada junto a otros niños

«¡Pronto tendremos graduados entre los niños de nuestra aldea!» dice Khumbize con una sonrisa. El mundo de Chrissy -y el de todos los demás niños y niñas de su comunidad- está a punto de ser aún más grande y brillante.

¿Serás tú la razón por la que una niña como Chrissy pueda soñar en grande?

Un niño, una razón a la vez, puede hacer que un niño rompa el ciclo de la pobreza para siempre. Cada razón suma: por cada niño al que ayudas, 4 niños más se benefician también. Apadrina a un niño hoy mismo.

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