Pobreza, guerra, hambre, enfermedad. Son cuestiones increíblemente complejas de entender para un adulto, y mucho más para un niño. Pero en la era de los medios sociales y las noticias instantáneas, nuestros hijos e hijas están más expuestos que nunca a estas realidades globales.
Ya han vivido la cobertura informativa instantánea de la COVID-19, el estallido de la guerra en Ucrania, la inestabilidad política en muchos países, la violencia armada, la hambruna, el aumento de la pobreza, innumerables desastres naturales y otras tragedias.
La magnitud del sufrimiento puede ser abrumadora, incluso si se vive lejos de donde está ocurriendo. Hablar de estos temas con los niños puede ser duro, pero también puede ser una gran oportunidad para ayudar a tranquilizarlos sobre el futuro, fomentar la empatía y mostrarles cómo pueden ser parte de la solución.
Enumeramos algunos consejos para que los niños y niñas participen en una conversación sobre la pobreza y otros temas difíciles como la guerra y las enfermedades.
1. Dales información adecuada a su edad
La pobreza es un concepto difícil de entender para un niño. Pero desde pequeños, incluso sin viajar mucho, es probable que los niños y niñas hayan visto pobreza a su alrededor, ya sea un niño que a menudo va a la escuela sin almuerzo, o una persona sin hogar en la calle.
Cuando un niño ve la desigualdad y empieza a hacer preguntas, hay que proporcionarle información que pueda entender, sin que sea traumática.
Puede que un niño de siete años no tenga la edad suficiente para entender la compleja economía de una nación en situación de pobreza o por qué se trafica con niños, pero puede comprender por qué algunas familias no ganan suficiente dinero para comprar comida o tener una casa en la que vivir, cómo la educación y los ingresos futuros están a menudo relacionados, o cómo la vida no siempre va según lo previsto para las personas.
2.No sientas que tienes que tener todas las respuestas
Puede ser tentador evitar algunas de estas conversaciones difíciles por miedo a equivocarse. Cuando se trata de cuestiones complejas como la pobreza y la guerra, es posible que no se esté del todo seguro de tener todas las respuestas.
Pero el Dr. Justin Coulson, psicólogo y autor de libros sobre paternidad, señala que no sólo está bien que los padres no tengan todas las respuestas, sino que es importante que los niños tengan la libertad y el apoyo para descubrir sus propias respuestas.
Está bien que lo digas cuando no entiendas por qué ocurre algo, o cómo podría ser diferente. Intenta responder con lo que sí sabes y utilízalo como una oportunidad de aprendizaje para ti y tus hijos: investigad juntos los temas y continuad la conversación.
3. Deja espacio para las emociones
En algún momento, todos los niños y niñas oyen o ven algo que les molesta. Por mucho que queramos proteger a nuestros hijos del dolor, la bloguera de crianza Terri Huggins Hart señala que ver y hablar de las realidades difíciles es una forma importante de que los niños puedan desarrollar la empatía y la inteligencia emocional.
Deja espacio para que se sientan molestos o tristes. Pero prepárate para intervenir y pedir ayuda profesional si ves que tus hijos se sienten ansiosos o demasiado alterados.
4. Evita los estereotipos
Las palabras que utilizamos cuando hablamos a nuestros hijos de temas importantes como la pobreza son importantes. Según Psychology Today, cuando los niños terminan la escuela primaria, lo que creen sobre la riqueza y la pobreza es un reflejo de las creencias estereotipadas de los adultos, incluida la de que las personas que viven en la pobreza tienen la culpa de su situación.
Para ello, hay que evitar hablar de la riqueza como una opción; por ejemplo, decir «tenemos una bonita casa porque trabajamos duro» ignora el hecho de que muchas personas en todo el mundo trabajan duro pero siguen viviendo en la pobreza debido a los sistemas y estructuras que les frenan.
Del mismo modo, en lugar de referirse a «un sin techo» o «una persona pobre», frases como «una persona sin hogar» y «personas que viven en la pobreza» describen las circunstancias de una persona, no sus características individuales.
La doctora Erlanger Turner, psicóloga, afirma que puede ser útil explicar que la pobreza no es el resultado de que la persona haya hecho algo malo, sino que su situación, la falta de recursos y el sistema de clases de la sociedad suelen ser las principales causas.
5. Encuentra formas de ser parte de la solución
Es fácil que los niños -y los adultos- se sientan abrumados por el sufrimiento y la tragedia. Los psicólogos sugieren ayudar a los hijos a encontrar una forma de ser parte de la solución como una manera positiva de demostrar esperanza, fomentar la compasión y evitar que los niños y niñas se sientan impotentes cuando se enfrentan a problemas globales.
Apadrinar a un niño y escribirle cartas es una oportunidad única para que los niños conecten personalmente con un niño que vive en un lugar o circunstancia diferente. El apadrinamiento infantil crea una conexión personal y una oportunidad de aprendizaje para que los niños exploren algunos de los retos a los que se enfrenta otro niño y para que conozcan los problemas globales y cómo afectan a una persona real.
Tú también puedes encontrar oportunidades en tu comunidad para participar en actividades de recaudación de fondos, ejercer el voluntariado o escribir cartas al representante del gobierno, para defender un tema que te interese.