Justo cuando Jusline, de seis años, iba a ponerse su primer uniforme y empezar la escuela, su sueño de convertirse en una escolar se hizo añicos.
Jusline no podía ir a clases porque su cuerpo estaba tan desnutrido que le costaba seguir el ritmo de sus compañeros y de sus seis hermanos.
Jusline vive en la República Democrática del Congo (RDC). Su país se enfrenta a una compleja situación humanitaria, marcada por la presencia de grupos armados activos, tensiones intercomunitarias, epidemias, desastres naturales y pobreza crónica. Estos desafíos limitan gravemente a muchas familias, como la de Jusline, y hace que sea difícil satisfacer sus necesidades básicas. Esto perjudica a una población ya de por sí vulnerable, en la que más del 40% de niños sufren desnutrición.
En el caso de Jusline, la desnutrición le afectó tanto física como mentalmente.
La falta de alimentos ricos en nutrientes hizo que su pelo se volviera quebradizo y perdiera color. En vez de jugar persiguiendo a sus hermanos, tenía que sentarse a un lado en el recreo debido a la hinchazón de sus brazos y piernas.
Jusline no podía ir a la escuela, pero sus compañeros avanzaban y empezaban a prepararse para sus futuras carreras – mientras que ella se quedaba atrás, sola. Muchos niños con retraso o interrupción escolar luchan por su autoestima y por tener un sentido de pertenencia con sus compañeros.
En aquel momento, Jusline estaba intercambiando su emoción y asombro por la soledad y un futuro incierto.
No fue hasta que la nutricionista de World Vision, Benedicte, identificó a Jusline durante un examen de salud comunitario, que se atendieron las necesidades urgentes de Jusline. Inmediatamente después, Benedicte derivó a Jusline al hospital más cercano, donde le diagnosticaron desnutrición aguda grave.
Gracias a los programas de asistencia alimentaria de World Vision, Jusline tuvo acceso a leche terapéutica para cubrir sus carencias nutricionales y controlar sus síntomas.
Un año después, Jusline ha recuperado la sonrisa y sus piernas, antes hinchadas, están sanas y listas para ir caminando a la escuela. Ahora tiene lo suficiente para hacer realidad su sueño de ir a la escuela.
Tenemos suficiente. Una vida de abundancia para todos los niños es posible, sin embargo, cada día hay más niños que padecen hambre.
Creemos que todos los niños merecen los alimentos que necesitan para desarrollar un cuerpo y una mente sanos. Todas las familias merecen poder llevar a la mesa suficientes alimentos adecuados.
Ya hemos tenido demasiado de hambre y desnutrición infantil. ¿Y tú?
Cada hora, un niño en riesgo de morir por desnutrición puede iniciar un tratamiento para recuperar su salud, gracias a nuestro programa de apadrinamiento infantil.
En los últimos tres años, nuestros padrinos y madrinas han ayudado a más de 30,000 niños con desnutrición severa a iniciar un tratamiento para recuperar su salud.