Las riadas arrebataron a Kuel su infancia

Las inundaciones se lo arrebataron todo a Kuel. Su casa, las cosechas de su familia y toda sensación de seguridad.

Las lluvias llegaron tan repentinamente a Sudán del Sur que Kuel, de ocho años, tuvo que hundirse en el agua hasta el pecho para ponerse a salvo.

«Nunca había vivido una inundación y cuando se produjo estaba realmente asustado. No sé nadar», explica.

Kuel es uno de los millones de niños cuyas vidas están siendo devastadas por el cambio climático.

El aumento de las temperaturas, las condiciones meteorológicas extremas y los subsiguientes desastres están causando estragos en todo el mundo. El año pasado, las inundaciones en Sudán del Sur dejaron a más de 600.000 niños y niñas sin hogar, escuelas, alimentos ni asistencia médica. La ONU calcula que alrededor de dos tercios del país están sumergidos en las aguas de las inundaciones.

Esto es el cambio climático.

Está afectando a los niños y niñas en este momento. Y es aterrador.

«Mi casa se derrumbó a causa de las inundaciones. El agua entró de madrugada; todas las casas de alrededor estaban inundadas y tuve que llevarme a mis hijos. Tenía miedo», cuenta Areech, la madre de Kuel.

La inundación se ha llevado por delante todas sus pertenencias y ha traído consigo la amenaza añadida de enfermedades e infecciones. Como explica Kuel, «los mosquitos no paraban de picarnos todas las noches».

Areech está criando sola a su familia, incluyendo a Kuel, sus hermanos mayores y un nuevo bebé.

Huyeron sin saber adónde ir. Tras alojarse en una escuela abandonada, se mudaron con un vecino. No es ni mucho menos lo ideal. Pero no tienen otra opción.

Su casa y su pequeña granja, de la que dependen para alimentarse, siguen sumergidas en el agua. No saben cuándo podrán volver, ni siquiera saben si podrán hacerlo.

«Cuando tengo hambre me siento como si estuviera enfermo. No sé cuándo desaparecerá el agua… La vida no vuelve a la normalidad».

Esto no es infancia.

Nuestros hijos están pagando un alto precio por las políticas climáticas del mundo. Pero tu ayuda puede garantizar que Kuel tenga lo esencial para sobrevivir, recuperarse y construir un futuro.

Nos centramos en el bienestar inmediato de niños y niñas como Kuel y su hermano pequeño.

Con tu ayuda, estamos distribuyendo alimentos y ayuda en efectivo para que puedan comer bien. También nos ayudas a proporcionar atención sanitaria y tratamiento para enfermedades como la malaria y la desnutrición aguda.

Pero no nos detendremos ahí. Nos esforzamos por construir un futuro mejor.

Un futuro en el que Kuel pueda volver a la escuela. Un futuro en el que la familia tenga un medio de vida próspero. Un futuro en el que los niños y las niñas puedan jugar despreocupadamente con sus amigos.

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