En 2021, los largos días de la pandemia de COVID-19 empezaban a agotar a Patty y a su familia.
En su pequeña casa de Camarines Norte, Patty, de 5 años, no tenía sitio para jugar.
Sus hermanos Teresa (24) y sus tres hermanos mayores Romeo (21), Rizaldy (16) y Vince (14)- se empezaban a cansar de estar encerrados en casa.
Su madre Jennifer ya no podía seguir trabajando en la tienda sari-sari, donde vendía snacks y otros productos.
Y su padre, Romeo, obrero de la construcción y trabajador ocasional, tampoco podía ganarse la vida.
Todos los puestos de trabajo estaban paralizados. Nadie sabía cuánto duraría la situación.
Sin trabajo, Jennifer empezó a preocuparse por cómo mantendría a sus hijos.
¿Cómo sobreviviría su familia?
Afortunadamente, los padrinos y madrinas ayudaron a salvar las dificultades.
La familia de Patty está muy unida. La menor de cinco hermanos, admiraba a sus hermanos y hermana mayores; desde muy pequeña estaba decidida a seguir sus pasos.
«La hermana de Patty, Teresa, acaba de terminar la carrera de Contabilidad. Creo que Patricia se inspira en ella», dice Jennifer con una sonrisa.
Pero Patty también idolatra a su hermano Vince, que se convirtió en niño apadrinado de World Vision hace unos 6 años, recibiendo ayuda para ir a la escuela. Él le ha dado un gran ejemplo de los beneficios de estudiar duro.
Así que cuando Patty se convirtió en una niña apadrinada, al igual que su hermano mayor, estaba encantada. Ser apadrinada también le permitió ir a la escuela. Fue una oportunidad invaluable para hacer amistades e impulsar su desarrollo para aprender y crecer.
«Patty es una niña brillante. Aprende rápido», dice Jennifer.
«Es dulce y educada. Hace poco la premiaron en la ceremonia ‘Moving Up’ de su colegio».
«Fue reconocida por ser una matemática en ciernes, ordenada y limpia, oradora, joven cantante y buena lectora».
Para una niña como Patricia, la oportunidad de ir a la escuela es muy importante.
Después de ver a su madre luchar durante años por su salud, quiere ser médico. Pero sin educación ese sueño quedaría para siempre fuera de su alcance.
Ahora tiene la oportunidad y el apoyo necesario para aprender.
«Como Patricia y Vince son niños apadrinados, todos los años reciben material escolar», dice Jennifer.
» Puede parecer que los regalos son sencillos, pero significan mucho para nosotros, especialmente para los niños. Siempre están contentos cuando reciben material escolar nuevo».
Pero entonces llegó la pandemia… y de repente el aula se cerró.
Cuando la pandemia de COVID-19 paralizó la vida cotidiana, las familias como la de Patty se volvieron aún más vulnerables.
Sin trabajo, no tenían comida. Miles de jóvenes estudiantes como Patty no pudieron ir a clase para continuar su educación.
Pero el apoyo de su madrina y del personal de World Vision Filipinas hizo que Patty no se quedase sola. Su madre pudo acceder al apoyo médico que necesitaba.
La familia recibió paquetes de alimentos para ayudarles a salir adelante, y Patty y Vince recibieron material escolar y formación. El personal los visitaba regularmente para asegurarse de que lo sobrellevaban bien.
Con el aliento de su madrina, el ejemplo de sus hermanos, el amor de su madre y la protección del personal local de World Vision, Patty está rodeada de una comunidad cariñosa.
Ese apoyo la ayudó a superar la pandemia y reforzó su deseo de convertirse en médico.
Esta niña tiene el sueño de ayudar a los más vulnerables a estar sanos y seguros. Y ahora tiene una base sólida para alcanzar su sueño.
«Patty quiere ser médico cuando sea mayor para poder ayudar a otras personas», dice Jennifer.
Tú puedes ser la razón por la que una niña como Patty pueda aprender, crecer y perseguir sus sueños. Un niño, una razón a la vez, puedes hacer que un niño o niña rompa el ciclo de la pobreza para siempre. Cada razón suma: por cada niño al que ayudas, 4 niños más también se benefician.