La primera vez que no faltan a la escuela

Cada día, al amanecer, Netsanet se colocaba su bidón de agua primero al hombro y luego a la cabeza. Con la carga cuidadosamente equilibrada, comenzaba la larga caminata de regreso a su hogar en Bunata, Etiopía.

Sin una fuente de agua segura en su comunidad, Netsanet, de 17 años, como cientos de otras niñas, ha crecido acarreando agua del río para el uso diario de su familia. La caminata de varias horas y la pesada carga no sólo es físicamente agotadora para las niñas que son responsables de abastecer de agua a sus familias, sino que es un obstáculo para obtener una educación y tener opciones reales sobre su futuro.

«El trayecto hasta el río donde conseguimos agua duraba dos horas de ida y vuelta», dice Netsanet.

«Teníamos que levantarnos temprano por la mañana y caminar rápidamente… Tenía que ir a la escuela después de ir a buscar el agua».

«Debido a la larga distancia, solía perder las primeras horas de escuela. Me quedaba dormida en el aula mientras el profesor daba clase. Debido a esto, mi rendimiento escolar bajaba».

La recogida de agua del río también conlleva otros problemas. Sin ningún tipo de protección, el ganado, la industria y los habitantes de la comunidades de los alrededores, comparten el agua contaminada del río. Las enfermedades transmitidas por el agua son una amenaza constante.

Los habitantes de Bunata no son los únicos. Más de dos mil millones de personas en todo el mundo se ven obligadas a depender de fuentes de agua contaminadas, según la Organización Mundial de la Salud, el problema aumenta a medida que el cambio climático y la población se expanden, ejerciendo presión sobre las fuentes de agua existentes.

Las enfermedades hacían que Netsanet y sus amigos perdieran aún más tiempo en la escuela, y los costes médicos estaban fuera del alcance de muchas familias.

Rufo, una madre de la comunidad, dice: «Tengo cuatro hijos y todos ellos estaban afectados por enfermedades transmitidas por el agua. Solía llevarlos a la clínica a menudo. Sufrían mucho y gastaba todo el dinero en medicamentos». Pero sin otras opciones, Rufo dice que ni siquiera era posible un simple saneamiento.

«El agua era un recurso muy escaso y caro, ya que nos llevaba tiempo y energía. No manteníamos la higiene y el saneamiento adecuadamente… Solía bañar a mis hijos e hijas y lavar nuestra ropa una vez al mes».

Esperanza a través del apadrinamiento de niños y niñas

Para madres como Rufo y niñas como Netsanet, abrir un grifo para obtener agua limpia y corriente era un lujo que apenas podían imaginar, hasta que los padrinos y madrinas de World Vision se asociaron con su comunidad para llevar agua fresca hasta sus puertas, perforando un pozo profundo e instalando grifos en toda la comunidad.

Lo ha cambiado todo para las mujeres y las niñas de Bunata.Por primera vez, Netsanet, Rufo y sus familias tienen agua potable al alcance de la mano todos los días.

Cuando la tubería se puso en marcha por primera vez, el ambiente en Bunata era de euforia.

«No hay amigo al que no haya llamado para contarle la construcción de una fuente de agua limpia en nuestro pueblo», ríe Netsanet.

En cuanto a Rufo:

«Cuando vi la primera gota de agua que salía de la tubería, me puse muy contenta», sonríe.

«¡Pensé en el fin de la larga y fastidiosa distancia y de las despiadadas enfermedades transmitidas por el agua que se comían toda nuestra salud y nuestras finanzas!

El agua potable nos cambió la vida

«Ahora la fuente de agua está en mi puerta y tardo cinco minutos en ir a buscarla. Puedo mantener las condiciones de higiene necesarias de mis hijos y mi familia. Mis hijos están ahora sanos. Estoy agradecida por esta obra que me ha cambiado la vida».

Netsanet ya no tiene que despertarse en la oscuridad y caminar a duras penas hasta el río en las sombras previas al amanecer. Ya no tiene que cargar con bidones de 20 litros durante horas por el monte. Ya no tiene que temer la próxima oleada de enfermedades que la alejen de las aulas, ni lo que eso significaría para su futuro.

El agua es la llave que ha abierto un futuro lleno de esperanza para Netsanet, Rufo y toda su comunidad en Bunata.

«Desde que existe esta fuente de agua, ya no falto a clase», dice Netsanet, radiante. «Mi rendimiento escolar también ha mejorado. Antes estaba en el décimo puesto de mi clase, pero ahora estoy en el quinto. Gracias por esta fuente de agua».

Apadrina a un niño o un a una niña hoy mismo y podrás hacer que esta sea una Navidad de primeras veces para una niña como Netsanet.

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