‘Sin precedentes’: es un término que se usa mucho en estos días, y por un motivo claro. El cambio climático sobrealimenta la atmósfera y altera los patrones climáticos, y las consecuencias están afectadas con una dureza extrema a las personas más vulnerables del mundo.
Los efectos secundarios abarcan desde la migración por la pérdida de medios de subsistencia hasta la explotación de niños y niñas. Se está produciendo con apenas una subida de 1,5 ºC en el termómetro global.
Con una acción rápida y coordinada, el mundo todavía está a tiempo de evitar los peores efectos del cambio climático. Pero son muchos los que ya experimentaron sus consecuencias y aquellos que viven en los contextos más vunerables necesitan ayuda urgente hoy.
1. Explotación infantil
Un patrón preocupante: cambio climático, inseguridad alimentaria y explotación
Cavo se ha visto obligada a llevar una vida que nunca hubiera imaginado, y el clima cambiante es la raíz del problema.
En Angola, una sequía prolongada fuera de la temporada habitual ha provocado una serie de problemas sociales y económicos en cascada. La inseguridad alimentaria es un problema tan grave para Cavo, de 15 años, que ella, su madre y su abuela a menudo deben recurrir a comer hojas cocinadas para sobrevivir. Desesperada, Cavo se ha visto obligada a vivir una vida de prostitución solo para que su familia pueda comer. Este es el costo humano del cambio climático, y las personas más pobres del mundo se llevan la peor parte.
2. Desplazamiento
El cambio climático obliga a las personas a huir de sus hogares
En 2019, tras semanas de fuertes lluvias, el río Komadougou en la región de Diffa en Nigeria se desbordó, obligando a más de 23.000 personas a huir de sus hogares para salvar sus vidas. Miles de hectáreas de tierras cultivos y viviendas de la región se inundaron y se perdieron.
Tras años de conflicto armado y sequías, este desastre agravó la situación precaria de un país ya inestable, dejando a más del 10% de la población de Nigeria necesitada de ayuda humanitaria.
Sorprendentemente, 100 millones de personas podrían verse desplazadas por el cambio climático para 2030 según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
3. Desastres naturales
Dos huracanes en dos semanas han puesto a Honduras al límite
En 2020, solo dos semanas después de que el huracán Eta, de categoría 4, provocara inundaciones generalizadas y obligara a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares, Honduras fue azotada por un segundo huracán sin precedentes. Iota, una super tormenta de categoría 5, fue el trigésimo huracán récord de la temporada atlántica de 2020 y la última tormenta de fuerza máxima jamás registrada.
El costo humano de las tormentas gemelas fue devastador. 4 millones de personas se vieron afectadas, las inundaciones y los deslizamientos de tierra acabaron con cultivos y viviendas, hubo 185.000 personas desplazadas y 2,5 millones de personas se enfrentaron a un acceso limitado o nulo a los servicios de salud.
Esta es la realidad del cambio climático, y dado que muchas de las naciones más pobres del mundo viven en zonas ecuatoriales, donde los huracanes son más comunes, las perspectivas empeorarán.
4. Viviendas y medios de subsistencia perdidos
Las tormentas en las Islas Salomón destruyen cultivos y hogares
Durante generaciones, las personas que viven en las Islas Salomón han estado acostumbradas a las fuertes tormentas durante la temporada de ciclones, pero vivían cerca de las aguas costeras y mantenían sus granjas sin problemas.
Ahora las tormentas se han intensificado y han comenzado a destruir cultivos, casas e incluso cementerios.
Está obligando a los agricultores a trasladar sus tierras de cultivo a elevaciones más altas, lo que requiere caminar durante horas antes de empezar a trabajar. Para otros, está significando la destrucción de sus hogares a causa de la subida del mas, obligándoles a mudarse tierra adentro. Muchos de ellos incluso se han visto obligados a mudarse a las islas vecinas, abandonando sus vidas y las tumbas de sus antepasados, algo por lo que la gente se siente culpable en su cultura.
Ayuda a proteger a las personas más vulnerables frente a los impactos de la crisis climática.