4 historias inspiradoras

Un periodista en ciernes, niños activistas y un joven cineasta que cuenta con Liam Cunningham como mejor amigo. Este Día Mundial del Refugiado, conoce a los inspiradores niños y niñas que se vieron obligados a dejarlo todo atrás, pero que siguen luchando por cambiar el mundo a mejor en sus nuevos hogares.

Job, 16 años, de Uganda – Aspirante a periodista 

Tras huir del conflicto en Sudán del Sur, Job y su padre encontraron un nuevo hogar en el extenso campamento de refugiados de BidiBidi, en Uganda. Cuando se le dio la oportunidad de formarse como «mojo» -periodista ambulante- a través de un proyecto de World Vision, Job aprovechó la ocasión. Ahora, cuando no está jugando al fútbol, Job entrevista a personas de todo tipo que viven en el asentamiento, contando sus historias con un simple teléfono móvil.

«Ahora puedo hablar ante la cámara, hablo mejor inglés y mi confianza ha aumentado», dice Job con una gran sonrisa.

Las historias de Job sobre cómo los niños y niñas del asentamiento se han adaptado a su nueva vida en Uganda, cómo ha impactado la COVID-19 en su entorno y cómo están innovando para unirse a sus nuevas comunidades han llegado a cientos de miles de personas en todo el mundo.

Fátima, 19 años, de Jordania, Siria, previene los matrimonios infantiles

La familia de Fátima, residente en Alepo, fue una de las primeras en huir del mortífero conflicto de Siria en 2011. Ahora ha pasado una década -más de la mitad de su joven vida- como refugiada. Instalarse en Jordania fue difícil. Unos años más tarde, perdió a su querido padre.

Desesperada, la madre de Fátima sólo vio una solución. «Mi madre se vio obligada a casarme con mi primo para que pudiera cuidar de nosotros y mantenernos», dice. Fátima tenía sólo 14 años cuando se casó, y poco después tuvo un hijo.

A pesar de ser extremadamente peligroso en su cultura, Fátima ahora habla en contra del matrimonio infantil y de la importancia de que las niñas completen su educación. Como cualquier adolescente, sus plataformas favoritas son Facebook e Instagram, donde se conecta con otras mujeres jóvenes de todo el mundo para apoyarlas y darles herramientas para encontrar ayuda en situaciones de abuso.

Hussam, 22 años, de Alemania – Un cineasta

Hussam huyó primero a Jordania después de que su escuela en Siria fuera alcanzada por misiles durante sus exámenes finales.

«Un avión disparó a la escuela con misiles. Entonces, muchos estudiantes (y) mis amigos murieron y fueron asesinados», dijo Hussam.

Tras un angustioso viaje, Hussam llegó a Jordania y vivió en el campo de refugiados de Azraq durante un año y medio. Allí aprendió inglés por su cuenta utilizando un teléfono móvil. Abandonó el campo de Azraq y vivió en la ciudad jordana de Irbid durante un tiempo, donde aprendió alemán por su cuenta, de nuevo utilizando su teléfono.

Llegó a Alemania en 2016 y volvió a estudiar. Inspirado por su amigo, el actor Liam Cunningham, al que conoció cuando Liam visitó Jordania con World Vision, Hussam también se dedicó a la interpretación en Alemania y protagonizó una película independiente HALBNAH. El año pasado hizo sus exámenes finales de bachillerato y tiene previsto ir a la universidad. Su objetivo es ser rico a los 30 años para poder ayudar a su pueblo y a su país de origen, Siria.

«Soy un refugiado, pero también tengo éxito. Ahora tengo dinero y una casa. Estoy a salvo. Nadie espera que le arranquen la vida, y por eso me siento feliz y afortunado de haber escapado», dice.

Pricilla, 14 años, de RDC

Ante el creciente sufrimiento, las muertes y la destrucción de bienes a manos de grupos armados en la República Centroafricana, la familia de Pricilla lo dejó todo y huyó a la seguridad de la República Democrática del Congo. 

Sin embargo, en sus nuevas comunidades, las niñas vulnerables como Pricilla se enfrentaron a nuevos peligros de violencia, acoso sexual y violaciones. Pricilla tuvo la oportunidad de convertirse en una defensora de la protección de la infancia, formada por World Vision, y recibió apoyo para ayudar a sus amigas a evitar situaciones de riesgo y a denunciar los problemas a sus padres y a las autoridades.

«Por desgracia, otros ya habían sufrido abusos durante mucho tiempo, pero tenían miedo de revelarlo. Les hice ver la necesidad de denunciarlo a sus padres para que pudieran recibir una atención adecuada y para que sus agresores fueran procesados.

«Cuando veo que se está produciendo un cambio así en esta comunidad de refugiados, me da valor para seguir concienciando para que este cambio afecte a todo el mundo», afirma.

 

En los primeros meses de 2022, más de 100 millones de personas fueron desplazadas en todo el mundo como consecuencia de la persecución, el conflicto, la violencia o las violaciones de los derechos humanos, impulsadas por la guerra de Ucrania y otros conflictos mortales. Esto supone un aumento de 10,7 millones de personas desplazadas desde finales de 2021. En cuestión de unos pocos meses, la población mundial de desplazados forzosos alcanzó la cifra más alta jamás registrada.

Llevamos más de 70 años apoyando las necesidades de las personas refugiadas. Los equipos de World Vision trabajan para apoyar a los refugiados de Ucrania, Sudán del Sur, Myanmar y Siria, así como de otros lugares del mundo.

Ayúdanos a atender a los niños y niñas cuyas vidas han cambiado en un instante.

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