Desde los cuatro años, Liddah Manyozo, de 37 años, recogía agua antes de ir a la escuela. La oportunidad de tener agua limpia directa del grifo lo cambió todo.
Con un título en agricultura, Liddah ahora trabaja para World Vision. Recientemente, ha estado trabajando junto a un equipo de perforación como asesora técnica, llevando agua a las comunidades de Malawi. Pero su historia comienza mucho antes.
"Crecí en un área remota. En mi comunidad, íbamos a caminar en busca de agua temprano por la mañana y luego íbamos a la escuela. Íbamos a un río a por el agua, pero cuando se secaba, teníamos que caminar hasta otro pueblo.
Por lo general, había largas colas y tenía una calva permanente en la parte superior de la cabeza desde donde solía apoyar mi cubo.
Empecé a recolectar agua a los cuatro años. Soy la primogénita de nuestra familia, por lo que mi madre confiaba principalmente en mí para ayudarla a recolectar agua. Por la mañana, antes de ir a la escuela, se suponía que debía recoger agua al menos tres veces.
Por lo general, llegaba tarde a las clases debido a mis responsabilidades. Y estaba cansada la mayor parte del tiempo cuando estaba en la escuela. Esto afectó mi concentración y desempeño en clase".