El conflicto en curso en Tigray, que comenzó en noviembre de 2020, ha provocado un aumento de las necesidades humanitarias, ha afectado gravemente la seguridad alimentaria y ha perturbado los medios de vida de las personas. Cientos de miles de personas, incluidos niños, mujeres y ancianos, se han visto obligadas a huir de sus hogares y ahora viven en campamentos de desplazados internos (PDI).
En tal escenario, el sufrimiento humanitario es inminente con un impacto grave en la seguridad alimentaria ya que los medios de vida de las personas se ven gravemente afectados. Los relatos de primera mano de los sobrevivientes del conflicto, los niños desplazados y las familias indican que varias personas, en particular niños, mujeres y ancianos, están sufriendo debido al continuo conflicto y la inestabilidad en la región.
Según el informe de situación de Actualización Humanitaria de la Región de Etiopía - Tigray de UNOCHA publicado el 28 de febrero de 2021, ha habido informes continuos de disparos en las principales ciudades, incluidas Mekelle y Shire. También ha habido informes de incidentes continuos de allanamientos domiciliarios y saqueos indiscriminados, incluidos artículos domésticos, equipo agrícola, ambulancias y vehículos de oficina, presuntamente por parte de diversos actores armados.
Berhan Belay, de 36 años, madre de tres hijos, vive en las cercanías de Negash, unos kilómetros al norte de la ciudad de Wukro. Según Berhan, Tigray se ha convertido en un infierno desde que comenzó el conflicto. “Nunca había visto un momento tan malo en mi vida. Huimos para escondernos sin nada, dejando atrás nuestra casa y propiedades. Cuando regresamos todo se había ido”, se lamenta Berhan con profunda ira.
“Todo nuestro sustento ha sido demolido. Estamos sufriendo mucho por la falta de alimentos. No tenemos nada con lo que alimentar a nuestros hijos”, agrega.
“Esta vez, incluso los niños tienen miedo y están traumatizados. En mi pueblo, los soldados se quedaron nueve días. Saquearon todas nuestras propiedades. Nos intimidaron y etiquetaron, como si fuéramos esposas de las fuerzas especiales o de la milicia local”, dice otra mujer de 45 años, Leteberhan, de la ciudad de Wukro.
“Muchas gracias por brindarnos este apoyo y estar con nosotros en este momento crítico. Hoy es día de mercado. Compraré algo de comida en el mercado para alimentar a mis hijos”, agrega Leteberhan.