- Casi la mitad de los jóvenes, niños y niñas que han participado en la encuesta se sienten tristes (49%) y preocupados (49%), y más de un tercio se sienten asustados (39%).
- El 60% de los adolescentes se preocupa por caer en la pobreza, siendo Afganistán (99%), Irak (93%), Siria (89%) y Líbano (73%) los que muestran mayor preocupación.
- La mitad de los niños y niñas temen que ellos y sus familias no tengan suficiente para comer, y Afganistán (99%), Irak (75%), Siria (74%) y Líbano (65%) presentan los porcentajes más altos.
- El 20,2% de los niños encuestados informó al menos de un caso de violencia física, siendo el agresor un familiar en la mayoría de los casos (71,8%).
Sin embargo, el estudio también concluye que, a pesar de las dificultades, los jóvenes están encontrando formas de afrontar la situación y quieren que se escuche su voz. "Podemos recaudar fondos para comprar mascarillas, guantes y desinfectantes y dárselos a personas o familias que no pueden permitirse comprar esos artículos", cuenta un joven de 16 años de Kosovo.
“Vemos señales muy alentadoras de que los jóvenes de la región están respondiendo a los desafíos planteados por la pandemia. Más de dos tercios (71,4%) de los niños encuestados suelen ser optimistas sobre el futuro a pesar de sus temores actuales. El 77,7% de las niñas y el 85,2% de los niños se sienten útiles”, detalla Sophia Petriashvili, directora de estrategia y calidad de World Vision en la región de Oriente Medio y Europa del Este. Luego continúa diciendo que “Más importante aún ,nos llega clara y urgente la demanda de los jóvenes para que se escuche su voz, se respeten sus derechos y sean incluidos en los procesos de toma de decisiones".
Las peticiones a sus gobiernos son muy claras:
- Más suministros para combatir la propagación de la enfermedad
- Acceso a información actualizada y fiable sobre cómo protegerse
- Medidas de seguridad
- Atención médica integral y gratuita a las familias que contraen el virus
- Espacios recreativos seguros
- Cumplimiento de las leyes que protegen a los niños de la violencia en el hogar y en las calles
- Abrir escuelas de forma segura de nuevo y, cuando eso no sea posible, impartir lecciones a través de la radio y la televisión
- Mejorar el acceso a dispositivos electrónicos e Internet, especialmente en comunidades pobres, rurales y vulnerables
- Proporcionar alimentos, regular su precio y dar asistencia financiera y oportunidades de sustento a las familias
Basándose en el estudio y en sus conclusiones, World Vision hace un llamamiento a los gobiernos, donantes, agencias de la ONU y la sociedad civil, incluidos los líderes religiosos, a lo siguiente:
- Reconocer y acoger a los niños, niñas y jóvenes como titulares de derechos y actores sociales con la capacidad de contribuir a detener la propagación de la COVID-19.
- Asegurar la protección infantil como una intervención para salvar vidas en todas las respuestas nacionales a la COVID-19.
- Incluir programación multisectorial, asegurando que se implementen intervenciones de protección social para los más vulnerables, sensibles a los niños y al género. También, considerando de forma especial los hogares encabezados por mujeres, monoparentales y por niños y comunidades desplazadas (por ejemplo, aquellos que viven en contextos frágiles o países de acogida) durante las fases de respuesta y recuperación.
“Tenemos que conseguir que la protección infantil sea prioritaria invirtiendo en iniciativas humanitarias y de desarrollo que sirvan para prevenir, mitigar, responder y acabar con todas las formas de violencia contra los niñas y niños”, concluye Javier Ruiz, director de World Vision España.