Cuando la nube de COVID-19 descendió sobre el mundo, mi familia se agachó, se mantuvo cerca y se comprometió a resistir la tormenta. Escuelas cerradas, deportes suspendidos, campamentos de verano cancelados. 1 año después, la tormenta aún no ha pasado y, pero sé que el tiempo de distanciamiento social terminará y que volverán a reunirse con sus compañeros de clase y amigos.
Pero este no es el caso de todos los niños. Para millones de niñas de todo el mundo, la COVID-19 ha puesto fin a su infancia y se han visto empujadas a un matrimonio precoz y forzado. Las evidencias muestran que la pandemia de COVID-19 tendrán como resultado estimado 13 millones de niñas más, forzadas a matrimonios tempranos durante la próxima década. Para cumplir con nuestro compromiso global de acabar con el matrimonio infantil precoz y forzado para 2030, debemos trabajar más rápido.