Andreea, una niña apadrinada

Andreea, de 21 años, estuvo inscrita en el programa de apadrinamiento de World Vision en Rumanía, y ahora devuelve el favor como voluntaria de la respuesta a la crisis de Ucrania de World Vision, donde ayuda a apoyar a las niñas niños refugiados que huyen de Ucrania.

La ciudad natal de Andreea es una pequeña zona rural. Cuando era joven, muchos niños de su pueblo no iban a la escuela. La mayoría se pasaba el día en el campo cuidando de los animales, ya que sus padres no tenían dinero para comprar el material escolar básico. Cuando estaba en sexto grado, World Vision empezó a trabajar en su comunidad. A partir de ese día, todo cambió para Andreea y sus compañeros. 

El apadrinamiento infantil pone en contacto a niños y niñas que viven en situaciones vulnerables con padrinos y madrinas, cuyo apoyo conjunto ayuda a crear programas y recursos que benefician a toda la comunidad.

Aunque Andreea no era una niña apadrinada, participó en los programas y actividades que el programa de apadrinamiento hizo posible en su comunidad. Estos programas ayudaron a los estudiantes a desarrollar sus habilidades para hablar en público, animaron a los niños y niñas a cursar estudios superiores y trabajaron en cuestiones de autoestima. 

"Antes era muy tímida. Me daba miedo participar en diferentes actividades. Siempre me sentaba en las últimas filas porque me daba miedo hablar y esperaba no ser vista para que los profesores no me hicieran hablar", explica Andreea. "Pero Nicoleta y Ioana, nuestras coordinadoras de entonces, hacían muy bien su trabajo y era imposible no involucrarse en las actividades".

"La educación es la clave", dice Nicoleta Popla, antigua coordinadora del programa de Andreea. "Les digo [a los niños y niñas] todo el tiempo que pueden superar su situación actual y tener una vida mejor... Realmente pueden llegar más lejos de lo que creen, porque en sus comunidades no ven estas oportunidades". 

Para Andreea, los programas y el apoyo de World Vision le cambiaron la vida. Se unió al consejo estudiantil en séptimo y octavo grado, donde aprendió a superar sus miedos a estar frente a una multitud. 

"Todas esas actividades me ayudaron mucho", dice. "Aprendí mucho en ese periodo y puedo sentir el enorme impacto en mí misma y en mi vida diaria... en la escuela e incluso ahora en la universidad... Ya no soy tímida. Ahora tengo el valor de hablar en público". 

Ayuda a las niñas y niños refugiados que huyen de Ucrania

Cuando las personas refugiadas empezaron a cruzar la frontera con Rumanía, Andreea supo que quería ayudar. Se puso en contacto con Nicoleta a través de las redes sociales y descubrió que estaba trabajando con las personas refugiadas en la frontera de Siret. Poco después, Andreea tuvo la oportunidad de ser voluntaria con el equipo de World Vision que trabaja en la crisis de Ucrania, y fue a Husi para ayudar a cuidar de las familias de refugiados.

"Conocí a una chica... dibujamos juntas, hablaba un poco de inglés. Viajaba con su hermano y sus padres", cuenta Andreea. "Intentamos ayudarles con lo que pudimos... estaban muy asustados".

Motivada para marcar la diferencia

La experiencia de Andreea como niña apadrinada y como voluntaria de World Vision la motivó a marcar la diferencia en su carrera y en la vida de otras personas. Sueña con transmitir la bondad que le mostró World Vision ayudando a los necesitados y creando un cambio para niños y niñas como ella.

"World Vision ha sido y será siempre como un proyecto para mi alma, cercano a mi corazón. Ayudan de verdad a la gente, no solo a las personas refugiadas, sino también a los rumanos de a pie. Ojalá todos los niños y niñas participara en todos los proyectos de World Vision como yo lo hice y se beneficiaran como yo me beneficié de lo que ellos."