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Maryam huye de su hogar debido al hambre y el cambio climático
Minutos de lectura

Maryam

Cómo el cambio climático la obligó a huir de su hogar.

A los 15 años, Maryam se vio obligada a tomar la difícil decisión de dejar atrás su hogar y a su propia madre. Todo con la esperanza de encontrar comida y agua suficiente para ella y sus 10 hermanos menores.

“No hay vuelta atrás. En el lugar que dejamos no hay comida ni agua”. - Maryam, 15 años

El país de origen de Maryam es Somalia, donde al menos 7 millones de personas no tienen acceso a suficientes alimentos – y mucho menos a alimentos nutritivos – que necesitan para desarrollarse.

Hasta 213,000 niños y sus familias están a un paso de vivir en condiciones similares a la hambruna. Sólo en el 2022, más de un millón de personas, principalmente mujeres y niños, se vieron obligadas a abandonar sus hogares en busca de alimentos debido a la falta de lluvias estacionales que se vivió un año tras otro.

Cada año, la sequía consume más y más los recursos que las familias –como la de Maryam– necesitan desesperadamente para sobrevivir. 

Maryam estaba harta –no podía seguir viendo sufrir a sus hermanos. Sabía que tenía que huir, pero aun así se enfrentaba a una decisión aún más difícil que ninguna hija debería tener que afrontar jamás: Dejar atrás a su madre enferma, sola y sin alimentos. 

“Mi madre tenía una herida en la pierna. No podía atreverse a correr el riesgo conociendo el sufrimiento que implicaría. Estoy preocupada por mi madre. No tiene nada que comer”. — Maryam, 15 años

Maryam sabía que tenía que actuar con rapidez. Así que reunió a sus cinco hermanas, cinco hermanos y el ganado de su familia. Sin nada más, empezaron a caminar hacia Kaharey, un centro de ayuda humanitaria del que Maryam sólo había oído hablar. Era su única esperanza. 

Antes de empezar el viaje, Maryam ya estaba familiarizada con la sensación de hambre y sed: el estómago gruñendo, poca energía, mareos, problemas de concentración y mucho más. Sin embargo, nada podía haberla preparado para el durísimo camino que le esperaba. 

“Pasamos tres días en la carretera. En el camino, se nos rompió la carreta que era jalada por el burro. Perdimos algunas cabezas de ganado por el camino y dejamos otras en la carretera. Fue horrible”. — Maryam, 15 años

Para la familia de Maryam, su ganado era todo lo que tenían. Una fuente de transporte, una fuente de ingresos si necesitaban vender, una comida potencial en el peor de los casos. 

 Y justo cuando uno podría preguntarse: ¿Podría este viaje ser más difícil? Maryam cuenta cómo tres litros de agua que le dieron unas familias que estaban cerca fueron suficientes para sobrevivir. 

“Varios de nuestros niños se desmayaron de sed y tuvieron que ser rescatados por familias que estaban cerca y que nos dieron tres litros de agua para poder seguir adelante”.— Maryam, 15 años

A pesar de todas las adversidades, Maryam y sus hermanos pequeños consiguieron llegar al centro de Kaharey, donde World Vision entrega mensualmente vales de alimentos y efectivo a 38,000 familias desplazadas en Somalia, en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos. 

 Maryam tuvo las fuerzas suficientes para huir y poner a salvo a sus pequeños hermanos. Ahora que se encuentra en el centro de ayuda, tiene suficiente alimento y agua potable para sustentarse. 

Encontrar refugio no significa que los niños refugiados estén a salvo.

Hoy, Maryam y sus hermanos están tan seguros como pueden estarlo, pero siguen expuestos a un mayor riesgo de violencia como niños no acompañados en desplazamiento.

La crisis climática es uno de los problemas, como los conflictos y la inflación de costes, que está alimentando la actual crisis de hambre. Los muchos años de sequía han imposibilitado a que los agricultores cultiven alimentos. Cuando las familias no tienen agua suficiente para sus cultivos y su ganado, no pueden proveer suficientes alimentos nutritivos a sus familias. 

Maryam extraña a su madre y espera que pronto puedan reunirse: "Es probable que mamá se reúna con nosotros. No hay forma de mirar atrás".  Además de ver por su madre, Maryam tiene grandes sueños para el futuro: 

“Quiero estudiar e ir a la escuela. Ahora soy analfabeta. Aspiro a ser profesora y estudiar todo”.— Maryam, 15 años

 

El hambre obligó a Maryam a abandonar su hogar, partió a su familia y puso en peligro su educación. Nosotros decimos: SUFICIENTE.

Ahora es el momento de apoyar a niños como Maryam. Ayúdanos a difundir sus historias. Añade tu nombre a nuestra petición y descubre más formas en las que puedes actuar. 

Hagamos que este movimiento siga en marcha hasta lograr lo suficiente. 

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