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¿Qué sucede cuando las mujeres están empoderadas?

5 formas en las que el empoderamiento de las mujeres impacta en sus hijos.

Empoderar a las mujeres para que vivan vidas más sanas y felices no solo es bueno para la mitad del planeta… ¡es bueno para todos! ¿Quieres saber por qué? Un estudio reciente de Albania encontró 5 formas en las que el empoderamiento de las mujeres impacta a sus hijos y comunidades enteras.

Es asombroso que esto sea un tema del que todavía debamos hablar. A pesar de los avances en las últimas décadas, muchas niñas y mujeres continúan enfrentando discriminación y desventajas, y en ocasiones hostilidad o violencia absoluta, simplemente por ser mujeres.

La desafortunada verdad es que aún queda un largo camino por recorrer para que las mujeres logren la igualdad: según las Naciones Unidas, las mujeres todavía ganan un 20% menos que los hombres en promedio a nivel mundial.

En 2021, solo el 25 % de todos los parlamentarios nacionales eran mujeres, un lento aumento desde el 11,3 % en 1995. Además, el 35 % de las mujeres en todo el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja íntima o de otra persona.

Es imperativo cambiar las estadísticas y las historias detrás de ellas. Además, empoderar a las mujeres es fundamental en el programa de Apadrinamiento infantil de World Vision.

Puede que te preguntes, ¿Qué significa realmente 'empoderar'? Empoderar a las mujeres es darles poder de decisión, un espacio para compartir sus ideas y crear cambios, acceso a oportunidades y recursos, así como el control sobre su propia vida dentro y fuera de su hogar.

Un estudio reciente de World Vision Albania mostró cinco formas en las que el empoderamiento de las mujeres mejoró sus vidas y también benefició a sus hijos o a la comunidad de maneras prácticas y poderosas.

1. Madres esperanzadas, hijos esperanzados

La privación de libertad personal, de elección o de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades propias atenta contra la salud mental y puede conducir a la desesperanza, la apatía, la ira e incluso la depresión.

Por otro lado, una mayor autonomía (ser capaz de tomar decisiones por uno mismo) y el acceso a las necesidades vitales, como una alimentación nutritiva y de calidad, atención médica y alojamiento seguro, conducen a una mejor salud mental.

Estudios realizados en EE. UU. han demostrado que tan solo seis meses de exposición a la depresión materna pueden generar cambios negativos en el afecto y el comportamiento de los bebés y niños pequeños, y la remisión de tres meses de la depresión materna ha reducido significativamente la ansiedad, el comportamiento disruptivo y la depresión de los niños .

Las mujeres empoderadas tienen mejor salud mental y una mayor resiliencia, y es más probable que sean modelos a seguir positivos y fomenten la resiliencia mental en sus hijos. Por eso es tan importante la salud mental y el apoyo psicosocial, y por eso está integrado en nuestros programas de apadrinamiento infantil en muchas comunidades, así como en nuestras respuestas de emergencia.

Safaa, Líbano

¡La maternidad no es un picnic! Criar a los niños para que estén seguros y felices en un mundo impredecible e incierto puede ser difícil para la salud mental de cualquier madre.

Para Safaa, criar a sus hijos, Aya y Khalil, de 13 y 5 años, en su ciudad natal en el Líbano no fue fácil. Una crisis financiera en curso hizo que poner comida en la mesa fuera complicado. La pandemia de COVID-19, y una explosión en Beirut paralizó aún más la economía, agravando la situación.

Entonces, su esposo policía, perdió el trabajo.

Las niñas de su ciudad natal a menudo se casaban jóvenes y abandonaban la escuela. Ella misma había sido una de ellas. Y el matrimonio infantil aumentó a medida que crecía la carga las familias como la suya. 

Durante años, había jurado no casar nunca a sus hijos. Estaba convencida de hacer que terminasen sus estudios y tomaran sus propias decisiones.

“Sé que el matrimonio temprano es el fin del sueño de todas las niñas, de trabajar para alcanzar sus metas Y ser independientes, especialmente aquí”, dice Safaa.

Pero a medida que la vida se hacia cada vez más difícil, tuvo que considerar casar a su hija, Aya. Y como ya no podía pagar las cuotas escolares, se vio obligada a tomar la desgarradora decisión de sacar a sus hijos de la escuela.

Afortunadamente, ella y su esposo pudieron inscribir a sus hijos en la escuela pública renovada por World Vision.

“Mis dos hijos están registrados como niños apadrinados con World Vision. La ayuda y los paquetes de alimentos que recibimos son un salvavidas”.

Safaa también recibió apoyo para hacer frente a lols nuevos desafíos. Asistió a sesiones de apoyo psicosocial, fortaleciendo su resiliencia y asegurándose de estar sana de mente y cuerpo, al igual que sus hijos.

Ahora se esfuerza por inculcar el hambre de educación en su hija y cambiar la cultura de su ciudad natal.

“No tuve la oportunidad de terminar mi educación e ir a la universidad. Pero ese no le ocurrirá a mi hija.

2. Madres sanas, niños sanos

No hace falta decir que la buena salud es fundamental para la calidad de vida. Sin una nutrición adecuada, buena higiene, agua potable y acceso a atención médica, la vida de los niños y niñas se torna dura y peligrosa.

 1.700 millones de personas en todo el mundo, principalmente en Asia y África subsahariana, todavía no tienen acceso a baños adecuados y las enfermedades transmitidas por el agua se cobran millones de vidas cada año.

Incluso en países desarrollados como Reino Unido, es menos probable que las mujeres accedan a una atención médica de calidad que los hombres y, a menudo, luchan por obtener un diagnóstico preciso, especialmente en el área de la salud mental, debido a los estereotipos y el estigma.

Pero las madres saludables crían niños saludables. Las madres que pueden acceder a los elementos básicos para una vida saludable (buena alimentación, agua potable, saneamiento adecuado) comparten estos recursos con sus hijos.

Los efectos combinados de una buena dieta, un sistema inmunitario más fuerte, menos enfermedades para que no falte a la escuela y el acceso a la atención médica cambia vidas.

El apadrinamiento infantil trabaja con las familias y las comunidades para implementar los elementos esenciales necesarios para una buena salud: ingresos y medios de subsistencia seguros para permitir que las familias proporcionen alimentos saludables a sus hijos, fuentes de agua limpia, instalaciones de saneamiento y mucho más.

Beatrice, Kenia

Beatrice, una mujer trabajadora que vive en el condado de Bomet, Kenia, es una madre amorosa dedicada a sus hijos, Cornelius y Bethuel.

Como cualquier madre, su principal objetivo era asegurarse que sus hujis crecieran sanos y felices, pero era una tarea difícil debido a la falta de agua potable en su comunidad y la lucha constante por proporcionarles una dieta variada y nutritiva.

Proteger su salud era su prioridad número uno. Entonces, cuando surgió la oportunidad de aprender técnicas agrícolas nuevas e innovadoras y aumentar sus cosechas, Beatrice no dejó pasar la oportunidad.

World Vision también intervino para proporcionarle un revestimiento de presa y su generoso vecino le ofreció un terreno para la instalación.

Por primera vez, tuvo acceso seguro al agua para su granja. Sus cosechas aumentaron y sus hijos estaban sanos y felices.

“Fue como un sueño hecho realidad para mí. Ahora, puedo acceder fácilmente al agua para el riego y mi granja está prosperando”, comparte Beatrice emocionada.

Beatrice ahora está trabajando para empoderar a otras mujeres en su comunidad para que también ayuden a sus hijos. Cada semana, capacita a miembros de su grupo de mujeres en Bomet sobre agricultura, transformando vidas en la región.

No solo les está dando más confianza a las mujeres que la rodean, sino que también está acabando con las viejas formas de pensar.

Los hombres y los ancianos de su pueblo la elogian por el gran trabajo que está haciendo. Su próximo objetivo es centrar su atención en los jóvenes de la zona, y transmitir sus conocimientos para ayudar a la próxima generación a prosperar.

3. Madres educadas, hijos educados

Si bien muchos países han logrado la paridad entre la educación de niños y niñas, en algunas partes del mundo persiste una persistente brecha educativa.

La educación de las mujeres está estrechamente relacionada con el bienestar de sus hijos: los estudios muestran que los hijos de una mujer que ha aprendido a leer tienen más probabilidades de estar bien alimentados y tener una mejor autoestima y confianza.

También es más probable que asistan a la escuela y cada año adicional de educación conduce a una mejor capacidad de ingresos, salud mental y salud física.

La educación también es buena para las propias mujeres, por supuesto. Las mujeres alfabetizadas son menos sexistas , tienen un mejor acceso a la asistencia sanitaria y asistencia jurídica, ejercen más la toma de decisiones en el hogar y tienen mayor control sobre los bienes del hogar.

En todo el mundo, los padrinos y madrinas de World Vision están ayudando a la próxima generación de niñas y niños, a obtener una educación y, con ella, la oportunidad de mejorar sus vidas y sus comunidades como nunca antes.

Monowara y Fahema, Bangladés

La madre de Fahema, Monowara, explica que el programa de apadrinamiento que llega a su pueblo, Khoirati Para en Bangladesh, es de vital importancia.

Su marido ha sufrido una lesión cerebral y no puede trabajar. La familia lucha por satisfacer sus necesidades.

“Mis hijos piden comida, pero muchsd veces no puedo permitírmelo. Si puedo hacer una comida, no puedo hacer la siguiente”, comparte Monowara.

En este momento, la familia solo come huevos, pescado y algunos vegetales verdes.

En el corazón de la lucha de Monowara estaba la falta de educación.

Nunca tuvo la oportunidad de ir a la escuela, pero tenía la esperanza de que la vida de su hija Fahema fuera diferente.

“Ella irá a la escuela. Algún día, ella mantendrá a la familia. Si Dios me ayuda, mis hijas llegarán lejos”.

Ante la noticia de que Fahema sería apadrinada, Monowara quería mostrar su felicidad.

Le pidió a su hija, Sultana, de 10 años, que escribiera el número de ahijada de Fahema en la pared para que todos lo vieran.

“No sé leer”, dice Monowara. “No puedo escribir, pero tuve quería tener ese número en la pared. Va a cambiar mi vida. Ese número es una señal de felicidad para mí”. Monowara está emocionada por su hija.

Su propia vida le ha enseñado que es difícil soñar. Pero aún así, reza para que sus hijas vivan una vida diferente. Dice “Si Dios me ayuda, llegarán lejos”.

4. Madres seguras, niñas seguros

Las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por algunas de las manchas más oscuras en la conciencia del mundo: prácticas como la trata, el matrimonio infantil o el trabajo infantil.

Las mujeres y las niñas representan el 65 % de todas las víctimas de la trata y, a nivel mundial, una de cada tres víctimas detectadas es menor de edad.

Los niñas son el blanco de muchos ataques: robadas a la fuerza o engañadas para que sus familiares no las alcancen y terminen en trabajos forzados o en la prostitución, especialmente en regiones azotadas por la pobreza o el conflicto.

Al mismo tiempo, las prácticas culturales que incluyen el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina todavía prevalecen en muchas partes del mundo.

Las mujeres están en la primera línea para combatir muchos de estos problemas: a menudo es más probable que interactúen con las niñas y detecten los signos de angustia o abuso.

Las mujeres empoderadas también juegan un papel clave para educar a otros sobre el valor de la protección infantil y los riesgos de abuso, e incluso abogar por cambios políticos y sociales para proteger a sus familias.

Es por eso que trabajamos junto con las madres, así como con los maestros y otros líderes dentro de las comunidades para reconocer las señales de peligro contra los niños y niñas y ayudar a formar redes de protección para construir comunidades más seguras para la infancia.

Grace, Malaui

La vida de muchas personas se ha visto alterada por la pandemia de COVID-19, pero la vida de Grace nunca volverá a ser la misma: ahora es madre adolescente.

Una madre adolescente de Malawi sonríe a la cámara con su hija pequeña en brazos

Al igual que muchas mujeres jóvenes de áreas rurales y hogares extremadamente pobres, siete meses de cierre de escuelas en Malawi significaron más que una pausa en la educación de Grace.

Estuvo aislada de la red protectora de maestros y otros líderes comunitarios que protegen a los niños.

Cada día, su aprendizaje se retrasaba más y más, y no veía el fin.

“La escuela estaba cerrada y no tenía nada más que hacer”, dice Grace.“Estar en una relación con un chico parecía una buena idea”.

A la edad de solo 15 años, Grace quedó embarazada de un niño, que todavía era un estudiante de secundaria.

“La COVID-19 no fue fácil para estos niños”, explica Alinafe Ng'anjo, voluntaria comunitaria del programa de aoadrinamiento infantil de World Vision en la comunidad de Grace.

“Muchas de ellas abandonaron la escuela o se quedaron embarazadas. Algunas necesitaban dinero para la comida, que sus novios ocasionalmente les proporcionaban. El matrimonio significó una escapada para algunas".

 

Grace, una madre adolescente de Malawi, con un vestido de lunares negros y amarillos, se sienta junto a su hija pequeña y le sonríe.

Como es constumbre local, se casaron y Grace se fue de casa para vivir con su nuevo esposo. Dio a luz a una niña, Doreen.

Pero ese no fue el final de la historia de Grace.

El cambio se produjo cuando se unió al programa de apadrinamiento infantil. Alinafe buscó intencionalmente a niñas que se habían casado y habían sido madres durante la pandemia.

Doreen tenía ahora 15 meses y Grace sabía que quería una vida mejor para ambos.

“Soñaba que volvía al colegio”, dice Grace. “Expliqué a mis padres mi deseo de volver a la escuela, especialmente ahora que mi bebé es más independiente”.

Gracias al programa de apadrinamiento, Alinafe pudo ayudar a Grace, hacer arreglos para que se disolviera su matrimonio por ser menores de edad y volver a inscribirse en la escuela.

No ha sido fácil retomar el rumbo de su educación, pero su hija es toda la motivación que Grace necesita.

“Soy la única en toda la escuela que ha tenido una hija tan temprano”, dice. “Algunas de las chicas se ríen de mí, mientras que otras me alientan. Los profesores me apoyan. Y no me importan los compañeros que se ríen, solo yo sé los sueños que tengo para mi futuro".

5. Madres seguras, niños seguros

Con una conciencia cada vez mayor de la importancia de la resiliencia para una buena salud mental, las mujeres desempeñan un papel fundamental para ayudar a sus hijos a desarrollar una fuerte confianza en sí mismos que ayuda a superar los contratiempos y permite el progreso hacia una meta.

La investigación encontró que las madres en Albania con un bienestar mental satisfactorio tienen hijos con una autoestima positiva, mejores actitudes hacia el aprendizaje y una mayor resiliencia en general.

La resiliencia de los hijos también se ve afectada por las actitudes de las mujeres hacia el género: las madres con actitudes sexistas que elevan a los hombres sobre las mujeres tienen hijos con menor resiliencia.

Trabajar junto a las comunidades para construir normas sociales saludables que consideren que las mujeres y los hombres son igualmente valiosos es una forma fundamental en que el apadrinamiento infantil ayuda a los niños a desarrollar mentes, cuerpos y espíritus saludables, para que puedan lograr el éxito a largo plazo para ellos y su comunidad.

Heidy, Honduras

“Mi hija lo es todo para mí. Ella me da fuerza. Ella me motiva a seguir adelante”.

Heidy García, de 24 años, ha luchado gran parte de su vida. Cuando era adolescente, tuvo una relación turbulenta con su madre y la echaron de su casa. “En varias ocasiones pensé en suicidarme debido a mis problemas familiares”, dice.

Cuando supo que estaba embarazada a los 20 años, quiso hacer las cosas de manera diferente. Quería criar a una hija valiente y segura de sí misma.

Pero era difícil inculcar esos valores a su hija cuando nunca se los mostraron a ella. Las cosas comenzaron a cambiar cuando los facilitadores del programa Youth Ready de World Vision llegaron a su comunidad y le ofrecieron asistencia para la educación, formación laboral y emprendimiento.

Heidy siempre ha tenido un gran interés en montar su propio negocio de cocina. “Cuando hablaron sobre emprendimiento, me interesé mucho”.

Durante el programa, no solo aprendió habilidades prácticas: aprendió a confiar en sí misma y cómo tener confianza al interactuar con los demás. Aprendió tanto que lanzó su propio negocio mucho antes de lo que había soñado.

“Con el proyecto, prácticamente hicieron realidad mis sueños”, dice.

Ahora, otros jóvenes ven su éxito y acuden a ella con preguntas sobre cómo pudo iniciar su propio negocio.

Ella los alienta a encontrar personas que crean en sus sueños y los ayuden, y luego, a tener la confianza en sí mismos para arriesgarse y creer que pueden tener éxito.

“Como siempre digo, las oportunidades solo llegan una vez”, dice.“Cuando se presentan, hay que aprovecharlo”.

 

En todo el mundo, los niños padrinos y madrinas se están asociando con comunidades, líderes religiosos y gobiernos en favor de las mujeres y las niñas, para derribar las barreras y convertirse en agentes de cambio en sus comunidades. ¿Te unirás a ellos?

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