La comunidad humanitaria analiza, compara y clasifica las situaciones de alimentación y hambre en todo el mundo para poder determinar dónde es más necesaria la ayuda, cuándo y para cuántas personas. Para ello, utiliza herramientas y procesos rigurosos, y después de recopilar pruebas sobre el terreno para determinar la situación actual y prevista de la seguridad alimentaria en cada contexto. Todo ello se conoce como el sistema de Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF). Los contextos que se evalúan se clasifican en una de las cinco fases de la seguridad alimentaria. Se trata de términos técnicos, pero explicados de forma sencilla, son los siguientes
1. Mínima: Los hogares pueden satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias esenciales.
2. En situación de estrés: Los hogares tienen un consumo de alimentos mínimamente adecuado, pero no pueden hacer frente a algunos gastos no alimentarios esenciales sin recurrir a estrategias de afrontamiento del estrés.
3. Crisis: Los hogares tienen carencias en el consumo de alimentos que se reflejan en una malnutrición aguda elevada o superior a la habitual O bien son capaces de satisfacer marginalmente las necesidades alimentarias mínimas, pero sólo mediante el agotamiento de los activos esenciales de subsistencia o mediante estrategias para hacer frente a la crisis.
4. Emergencia: Los hogares tienen grandes déficits de consumo de alimentos que se reflejan en una malnutrición aguda muy alta y en un exceso de mortalidad O son capaces de mitigar grandes déficits de consumo de alimentos pero sólo empleando estrategias de subsistencia de emergencia y de liquidación de activos.
5. Hambruna/Catástrofe: Los hogares tienen una carencia extrema de alimentos y/u otras necesidades básicas incluso después de emplear plenamente las estrategias de supervivencia. Se observa inanición, muerte, indigencia y niveles de desnutrición aguda extremadamente críticos. Una catástrofe es cuando esta definición se aplica a nivel de hogar y no de zona.